- ¿Cómo ha resultado el camino hasta llegar aquí?
Siendo sincero, no puedo decir que haya sido extremadamente duro, pero tampoco ha sido un camino de rosas. Cuando algo te gusta tanto y disfrutas cada día de lo que consideras una pasión, los retos y los objetivos son metas por las que se pelea con ganas y con placer. Quizás el haber jugado muchos años al fútbol me haya ayudado a la hora de entender este mundo desde el punto de vista arbitral, aunque con el paso de los años, la exigencia es cada vez mayor, sobre todo a partir de que alcanzas la Tercera División.
- Otro año a las puertas…
Pues en parte sí y en parte no. Por un lado sientes que el trabajo y la constancia te hacen estar en una posición privilegiada en la clasificación. Ya el hecho de dirigir encuentros de fase de ascenso me parece algo excepcional. Sin embargo, el quedarte tan cerca de los cuatro primeros te deja ese regustillo amargo, esa sensación de tener la meta tan cerca que casi la puedes tocar con los dedos… Al final hay que ser conscientes de que somos 120 árbitros en la categoría y que muy pocos consiguen el objetivo de ascender, por lo que, aunque sientas cierta frustración, no queda otra que levantar la cabeza y seguir intentándolo en la siguiente temporada.
- ¿Qué le ha aportado el arbitraje hasta ahora?
Creo que es una de las cosas que más me ha dado a lo largo de mi vida en todos los sentidos. Para empezar, me ha hecho crecer mucho como persona, ya que me ha dado madurez para afrontar diferentes situaciones comprometidas, así como don de gentes y facilidad para desenvolverme en ambientes difíciles. También me ha dado la oportunidad de viajar muchísimo y conocer ciudades de prácticamente toda España. Pero, sobre todo, me ha ofrecido la gran suerte de conocer a personas fantásticas mucho más allá de los terrenos de juego, compañeros que en muchos de los casos, se han convertido en amigos, y con los que he vivido muy buenas experiencias.
- ¿Cómo percibe el arbitraje en Castilla y León?
Estamos en un periodo de transición a nivel arbitral, ya no sólo en nuestra región, sino en toda España. Quizás estamos viviendo un cambio generacional, ya que los árbitros que vienen desde las categorías inferiores están empujando con mucha fuerza. Eso no quita que la gente que tenemos tanto en categoría nacional como en Tercera División y Regional no dé el nivel; todo lo contrario: considero que contamos con árbitros y asistentes de muy buen nivel en nuestra región, los cuales están dejando patente la calidad del arbitraje de Castilla y León a nivel nacional. El contar con gente como Félix Sánchez Marcos, Javier Turienzo Álvarez o Julián Rodríguez Santiago en el cuerpo técnico de la FCyLF es un privilegio que hace que la calidad del arbitraje castellano y leonés crezca a cada día que pasa.
- ¿Qué espera de la próxima temporada?
Para empezar, que me respeten las lesiones, y si es posible, repetir un curso tan bueno en todos los sentidos como este que acabo de terminar. Deseo, obviamente, alcanzar mi meta de ascender al fútbol profesional, y voy a poner todos los medios por mi parte para que sea posible, pero por encima de todo, quiero seguir disfrutando al máximo de la Segunda División B en cada partido que sea designado. Cada viaje con mis compañeros es una oportunidad que nos brinda el arbitraje para vivir de forma privilegiada el fútbol, y mi deseo es que eso siga intacto la próxima temporada.
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