Muchas veces escuchamos historias de futbolistas retirados que no saben cómo afrontar su vida sin un balón en los pies. Pero pocas veces leemos experiencias vitales de árbitros que dejan de serlo, abriéndose, ante ellos, un enorme vacío sin el silbato entre las manos.
Fernando Gutiérrez Lumbreras y Fernando Viedma Martín comparten, además de nombre, edad: 45 años. La que les ha llevado esta temporada a decir adiós a una vida repleta de metas y éxitos sobre los parqués del fútbol sala internacional y nacional durante más de 20 años.
“No me alegré de que España no jugara la final del Mundial y yo arbitrara el partido más importante de mi vida el último día en activo como árbitro, porque cuando la Selección gana, gana el fútbol sala nacional, incluidos los árbitros”. Frases tan rotundas salen de la boca de Fernando Gutiérrez Lumbreras, árbitro internacional con 22 temporadas en Primera División y 11 con escarapela FIFA, quien dijo adiós a su actividad el pasado 1 de octubre, pitando la final de la Copa del Mundo de Fútbol Sala entre Argentina y Rusia. Este vallisoletano, con residencia en Madrid a causa de sus ocupaciones laborales, se enfrenta desde entonces a un vacío. El de no verse en ningún nombramiento. Lleva la inactividad sobre el parqué, después de décadas dirigiendo encuentros, de la mejor manera posible, aunque reconoce que, a veces, lo pasa mal.
Una historia paralela vive el segoviano de adopción Fernando Viedma Martín, retirado del arbitraje en activo esta temporada tras cuatro años en Primera División y 20 como colegiado. “Sigo mirando las designaciones del Comité cada semana, para conocer la trayectoria de los compañeros pero, también, a ver si un día se equivocan y aparece mi nombre”, declara entre bromas Viedma Martín, dejando entrever la añoranza hacia épocas pasadas.
Pregunta obligada, ¿cómo se encuentran?
FGL: Lo estoy pasando regular, tirando a mal. No verme en los nombramientos cada semana me cuesta. Pero también en estos momentos estoy recibiendo premios importantes como la Medalla de Oro al Mérito Deportivo y el Piñón de Oro (a ilustres vallisoletanos, hoy 14 de diciembre) que saboreo enormemente.
FVM: No lo estoy pasando bien, pero es normal. Cuando veo las designaciones del Comité, me pellizca el estómago al no encontrar mi nombre, siempre espero que se equivoquen y aparecer, pero es cuestión de ver el lado bueno y disfrutar de lo vivido que ha sido muchísimo.
¿Qué recuerdos tienen de su última temporada en activo?
FGL: Como ya dije en su momento a mí me tocó arbitrar el partido de mi vida, el último día de mi vida arbitral. La Final de la Copa del Mundo de Fútbol Sala. Un regalo, un sueño y un colofón maravilloso. Cuando FIFA me comunicó la designación como árbitro principal de la Final no me lo podía creer, las emociones fueron muchísimas, pero luego intenté que la presión del momento no pudiera con el trabajo y tanto yo como el equipo arbitral al completo –el uruguayo Daniel Rodríguez, el Kirguistaní Nudin Bukuev como tercer árbitro y el cronometrador de Emiratos Árabes Khamis Hassan Alshmis-, hicimos un partido muy correcto porque lo preparamos extraordinariamente bien. Cuando pitamos el final sí que me di cuenta de que era la última vez. Ahí sí. Cuando vinieron mis compañeros a abrazarme, a darme la enhorabuena… me permití soltar alguna lágrima sobre el parqué.
FVM: Disfruté mucho de la última temporada, de estar en los Play Off, de la Copa SM El Rey… Sí que es verdad que lo das vueltas, pero lo tomé con mucha positividad y saboreé al máximo mis últimos encuentros.
*Podrás leer este y otros contenidos en el número 60 de la Revista Oficial FCYLF En Equipo, pinchando aquí.
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