La Federación de Castilla y León de Fútbol mantiene abierto el periodo de inscripción en los cursos de formación para árbitros aspirantes. Cualquier joven que desee acercarse al mundo del arbitraje puede hacerlo en su provincia y conocer un mundo diferente de actividad deportiva directamente vinculado con el fútbol.
En la Federación de Castilla y León de Fútbol se cuida al árbitro, se le forma y se le promociona para que, durante toda su carrera deportiva, se sienta apoyado y tutorizado. El Comité de Árbitros pone a su disposición formación tanto teórica como práctica a través de la Escuela de Árbitros en todas las provincias y en la subdelegación comarcal del Bierzo.
El berciano José Luis González González se colegió como árbitro en Castilla y León en 1988, una vez dejó de ser futbolista en el equipo de su pueblo, tenía 13 años. Su hermano ejercía de árbitro y eso le animó a probar, al verse obligado a acompañar a su padre a los campos de fútbol. Le entró la curiosidad. Hoy, es árbitro de Primera División. Lleva en la elite del arbitraje desde 2009, cuando ascendió a la máxima categoría del fútbol español. En 2015 fue nombrado mejor árbitro del país. Un fantástico recorrido dentro de los terrenos de juego que ha llevado a este castellano y leonés a hacer realidad su sueño de niño.
- ¿Imaginó alguna vez tal éxito?
La verdad es que cuando comencé en el arbitraje era tan joven que tampoco tenía muy claro donde me metía. Pero, con el paso del tiempo y viendo que las cosas iban saliendo muy bien empiezas a pensar ¿Por qué no? ¿Por qué no puedo ser yo uno de esos 20 privilegiados árbitros de 1ª División? Yo creo que hay un momento clave que es cuando empiezas a pensar en esa posibilidad, cuando subes a Segunda División B, empiezas a ir de 4º Arbitro a partidos de Primera División… en ese momentos te das cuenta de la magnitud y del impacto que tiene el fútbol y nuestra profesión y empiezas a desear con mucha fuerza llegar a la élite y cada día te esfuerzas más por conseguirlo.
- ¿Qué objetivos se marcó en sus inicios?
Cuando inicié mi andadura en este maravilloso mundo del arbitraje no tenía grandes objetivos a largo plazo, quizás el mayor de ellos fuese seguir disfrutando del fútbol pero desde otro punto de vista y conocer, desde dentro, una figura que siempre había despertado curiosidad en mí.
- ¿Qué le aporta el arbitraje?
El arbitraje te aporta muchísimas cosas, pero sobre todo te hace crecer como persona y te hace desarrollar una personalidad fuerte, al tener que tomar decisiones difíciles y con gran trascendencia para los intereses de los clubes en disputa. Hay muchas cosas que me encantan de esta forma de vida; una de ellas es poder disfrutar de este deporte desde dentro rodeado de los mejores futbolistas y poder pisar grandes estadios abarrotados de gente. También está la parte cultural, gracias al arbitraje me conozco prácticamente todos los pueblos de Castilla y León, de mi paso por las categorías regionales. Ahora tengo la oportunidad de seguir viajando por todo el país e incluso por Europa acompañando a los árbitros internaciones. Otra cosa importante que me da el arbitraje es la posibilidad de estar más tiempo cerca de mi familia y en especial de mis dos hijos, pues gracias a él he podido aparcar temporalmente mi profesión para dedicarme a tiempo completo a mis dos pasiones: Mis hijos y el arbitraje.
- ¿Se imagina su vida sin arbitraje?
La verdad es que me cuesta, pues llevo más de dos tercios de mi vida desarrollando esta profesión, y sé que el día que deje de estar en activo lo voy a pasar mal, porque es algo que me encanta y que he hecho prácticamente toda mi vida. No sé que pasará en el futuro, pero si sé que me gustaría seguir ligado de alguna manera a esta forma de vida tan especial. De momento sigo disfrutando cada día y cada partido como si fuese el primero, esforzándome por mejorar y tratando de ser mejor árbitro y mejor persona.
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