Que practicar deporte te da perspectiva, desahogo y libertad no le queda la menor duda a nadie. Además, ser árbitro te aporta un plus de reflexión, en momentos complicados y de presión, que algunos de los colegiados en el Comité de Árbitros de Castilla y León, utilizan estos días en sus profesiones dentro de los complejos hospitalarios de la Comunidad.
Ser árbitro y pertenecer al mundo sanitario, se está viendo que, puede ser una buena mezcla en estos días interminables, llenos de situaciones complicadas. La vocación de ambas labores sale de dos lugares bien parecidos: la entrega y el sacrificio de quien las practica.
Elena Peláez
Matrona en el Hospital Río Carrión de Palencia
Elena Peláez es matrona y árbitro de Primera Iberdrola. La alegría de asistir un alumbramiento se disipa estos días a la espera de que, en su planta del hospital, empiecen a trasladarles casos de infectados por COVID-19.
Lleva jornadas entregándose por completo a sus turnos de trabajo mientras echa de menos su actividad física diaria al aire libre en los campos de fútbol. “El arbitraje te hace adquirir valores que son importantes en situaciones difíciles. Sabemos mantener la calma y ser mentalmente fuertes a la hora de tomar decisiones. Echo mucho de menos físicamente salir a entrenar al aire libre y, por supuesto, los partidos. Estoy acostumbrada a estar todo el día viajando, trabajando, entrenando… no ha sido fácil compaginar ambas labores durante años, al tener turnos de día, de noche, de fin de semana… pero gracias a mis compañeras siempre he ido cuadrándolo”, concluye la palentina, con una sonrisa, recién terminada su jornada en el hospital.
Carlos Pérez
Médico internista en el Hospital Santos Reyes de Aranda de Duero
A este árbitro zamorano de Segunda División B el destino le ha puesto en primera línea de batalla. Cuenta, a través del teléfono en su día de descanso, como atiende, con todas las precauciones posibles, a jóvenes y mayores infectados del nuevo virus. El protocolo sanitario no es sencillo, relata, y es un proceso tedioso recibir al paciente, comprobar si es positivo, esperar resultados, suministrarle antibióticos o retrovirales según qué casos, vestirse y desvestirse con el traje de protección… “Ser árbitro me ha ayudado a tener capacidad para tomar decisiones difíciles. Mis pacientes me exigen respuestas y yo sé que, cuanto más esperada es esa respuesta, más reflexivo debo ser, al igual que en el arbitraje. Visualizo la situación, lo que está pasando, para estar seguro de la respuesta. Puede valer para el arbitraje y para la medicina”, argumenta. Carlos no ha disfrutado del fútbol como a él le hubiera gustado esta temporada puesto que lleva ´parado´ por una lesión algo más de tres meses. “Ahora estoy haciendo los ejercicios pautados por el Comité en mi casa y a esperar”, menciona. A Carlos no se le pasa por alto la importancia que ha tenido la solidaridad de sus compañeros durante estos años para poder cambiar turnos y guardias. Esa empatía ahora la ve en los pacientes: “de verdad que se agradece mucho comprobar que la gente responde no acudiendo a urgencias cuando no es realmente necesario, por ejemplo. Ahora sí nos lo estamos tomando en serio y se tiene mucha precaución porque de verdad hay que tenerla”.
Marta García
Administrativa en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca
Charlar con Marta, responsable de la vocalía de designaciones de fútbol sala de la delegación del CTA en Salamanca, es un remanso de paz en tiempos de guerra. Literalmente. Y así debe ser cuando llama a los pacientes para comunicarles que sus consultas o intervenciones habituales han sido pospuestas por las urgencias que ha exigido el nuevo virus: “Hablo con ellos por teléfono para comunicarles los cambios y empatizo con ellos diciéndoles que todo volverá a la normalidad. De verdad que he encontrado mucho agradecimiento, ánimo y solidaridad. Hay gente que te dice cosas bonitas porque de verdad se siente atendida”, habla tranquila.
Por teléfono, Marta asegura estar bien física y mentalmente, con ganas de seguir ayudando aunque, innegablemente, el miedo exista: “todos estamos expuestos en un complejo hospitalario pero debemos mostrarnos lo más alegres posibles, contrarrestar la pena y no agobiarnos para poder seguir viviendo”, matiza.
Marta continúa haciendo ´cronos´ en el fútbol sala salmantino y pitando encuentros de base. “El arbitraje me ha ayudado a tener conciencia de grupo, la que yo necesito con mi equipo de trabajo –hacen turnos por grupos para evitar contagios masivos-. Todos estamos concienciados en el hospital para dar lo mejor de nosotros mismos, del primero al último. La gente está entregada y hay mucha unidad”, dice orgullosa.
Mañana volverá a su puesto de trabajo con calma y actitud positiva. “Estoy convencida de que va a ser una lección de vida, nos va ayudar a acercarnos como seres humanos, a llenarnos de humanidad y no de cosas materiales; al igual que cuando un niño me dice en la pista que le ate la zapatilla… “, concluye.
Antonio Rodríguez
Médico traumatólogo en el Hospital Universitario de Burgos
Este árbitro asistente de Segunda División B habla con sinceridad y crudeza de la situación actual. Ve la realidad como algo asfixiante que merecerá la pena combatir y superar. “El arbitraje me ha ayudado mucho para momentos como estos; la situación es dura y hay que tomar decisiones complicadas bajo mucha presión. A lo que, por nuestra labor en el campo de fútbol, estamos acostumbrados”, relata desde su dispositivo móvil nada más concluir su jornada en el HUBU.
Antonio habla de la solidaridad entre compañeros en su carrera como profesional de la medicina: “He luchado por ser médico y árbitro y compaginarlo ha sido complicado pero ha merecido la pena, también gracias a los compañeros. Muchos viajes, entrenamientos, guardias, horarios imposibles… pero sarna con gusto no pica”, concluye, no sin antes, rogarnos que NOS QUEDEMOS EN CASA.